29/04/2012. Domingo. Los domingos son especiales en el DF. Una de las avenidas más importantes de la ciudad, el Paseo de la Reforma, se cierra parcialmente al tráfico de vehículos para permitir que los mexicanos disfruten, sobretodo en bicicleta, de una jornada eminentemente familiar. Yo he aprovechado para hacer un poco de deporte, recorriendo unos 8 km a un ritmo suave, sobre todo teniendo en cuenta que era la primera vez que lo hacía a una altura de más de 2.000 metros. A la vuelta me esperaba una grata sorpresa: he descubierto la piscina del hotel y, sabiendo que era el último día que tenía, me he dado un baño. No había nadie en la piscina y he podido disfrutar del agua caliente y una gran tranquilidad.
La tarde ha transcurrido poco a poco, viendo el Rayo – Barça durante la comida, y descansando en el hotel tras un pequeño paseo.
Mañana lunes, vuelta a la realidad. El trabajo comenzará a acaparar la mayor parte del tiempo de mi estancia en México y así os lo intentaré ir contando, si el tiempo me lo permite.
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